21.3.08



Cae el atardecer y uno a uno se van yendo. No queda más que la sombra de lo que fue. El abismo. Una soledad insoportable pero verdadera. Al menos eso le queda. La realidad no siempre es lo esperado, pero cuánto mejor que el sueño. El continuo desear y nunca acontecer. Sin sueños no existimos. Solo con sueños, tampoco. Hay que buscar el equilibrio entre ambos. Algo más tangible que una mera nube.